“Doy gracias a Dios por el empeño que han puesto los Cruzados de Santa María en difundir la experiencia de vida espiritual del P. Eduardo Laforet, pues estoy segura de que como a mí me ha ayudado, sé que ayuda y ayudará a muchos a crecer y tener deseos de santidad tal y como en mí los provoca.
En estos momentos, sufro de cerca la enfermedad de un familiar cercano, veo el sufrimiento humano por la enfermedad en sí misma, por no poder hacer nada físicamente para que se recupere y por cómo los demás afrontan el deterioro de la persona. Humanamente estamos hechos para la vida, para el disfrute, la alegría, nos cuesta aceptar el sufrimiento, –a mí la primera–, pero he descubierto para qué sirve.
El ejemplo del P. Eduardo, su reflexión, su vida, su espíritu de superación y de ofrecimiento, han sido las claves para vivir mi cuaresma. Acepto el sufrimiento y lo ofrezco por la purificación y salvación de mi alma. Ofrezco mi sufrimiento por la salvación de las personas que me rodean, en especial, por mi familia, por los que sufren, por los que aún conociendo a Dios no quieren saber nada de Él.
Me uno al P. Eduardo en aceptar el sufrimiento con la sonrisa en los labios y el amor en el corazón.
Sufro en estos momentos viendo la falta de fe y esperanza, de los que me rodean, pero en ese sufrimiento sonrío, sonrío porque me identifico con Cristo, sonrío porque he de dar razón de mi fe y mi esperanza. ¿Cómo decirles que el Señor es nuestra esperanza, que Él no abandona al que sufre, que en Él tenemos la vida eterna, que Él nos espera?
Ayer un compañero me preguntaba que de dónde sacaba esta sonrisa inagotable, seguí sonriendo y le contesté: “Tú también la tienes; mira hacia dentro y la encontrarás…”.
Cuando flaqueo en mi sufrimiento, cojo de nuevo el libro y vuelvo a leer el último capítulo; me anima a seguir, a identificarme con tantas personas que sufren, a identificarme con Cristo. Entonces me alegro de ser pequeña y débil, porque sólo así, siendo pequeña el Señor me da fuerza.
Gracias de nuevo a los Cruzados por tanto bien que nos hacéis, por animarnos a seguir en esta carrera hacia la santidad”.