Roma, 15 de diciembre de 2010
Estimado Rafael :
Perdóname que te agradezca tan tarde el libro-testimonio Alpinista del Espíritu, que me ha gustado mucho porque realmente leer la vida de P Eduardo Laforet, enriquece y te hace meditar. Conozco bien a los Cruzados de Santa María y además pienso, tú me dirás si me equivoco, que cuando en el libro se habla de Abelardo de Armas, es el hermano de una íntima amiga, estuvo muchas veces en mi casa, Mary Ángeles de Armas; desgraciadamente se ha muerto, era una gran pintora y me hablaba mucho de su hermano, que decía era un santo.
Que bonito que hayáis escrito un libro en el que volcáis todo vuestro cariño y admiración por una persona extraordinaria como debió ser el P. Eduardo. Ya solo por lo unido que estaba a Juan Pablo II, y ser un «misionero de la cruz» hace que me parezca un ser de los que pasan por la vida dejando un rastro de amor. Gracias de nuevo por habérmelo descubierto.
Me alegro que la charla de Cáceres te gustara un poquito. ¿Qué tal el encuentro de sacerdotes en Roma? A mí me pareció muy bonito y las palabras del papa, ¡esplendidas!
Aprovecho que estamos muy cerca de Navidad para desear que sea serena y hermosa y que el 2011 venga lleno de paz, salud y cosas buenas. Cordialmente, como dicen los italianos Tanti Auguri.
Paloma Gómez Borrero