En la noche de cada 7 de diciembre, entre los años 1971 y 1997, miles de personas se reunían en alguno de los grandes templos de Madrid para preparar la gran fiesta de la Inmaculada, asistiendo a las Vigilias de la Inmaculada y escuchando el testimonio vital de Abelardo. Estas Vigilias, iniciadas en 1946 por el P. Tomás Morales, S.I, tuvieron y tienen la marca indeleble de una llamada urgente a la movilización del laicado. La voz vibrante y sobre todo el ejemplo de Abelardo constituyeron un anticipo claro de la nueva evangelización a la que nos llama hoy día la Iglesia.
Intervención de Abelardo de Armas en la vigilia de la Inmaculada de 1987