¿Qué es el Aula Tomás Morales?
Por Gerardo López Garrido
Desde 2001 todos los veranos nos venimos reuniendo las familias en el Aula Familiar Tomás Morales con el ánimo de acercarnos al Señor con nuestra realidad familiar. Se trata de unos días de convivencia, de oración y formación donde nuestra realidad familiar se vea atendida y donde podamos también dar testimonio como familia.
‘Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados’ nos dice el Señor, y quién no lo está cuando por fin llegan estas fechas de descanso estival. Además de cortar con la actividad laboral, escolar y cotidiana, corremos el riesgo de cortar también con nuestra vivencia cristiana, o al menos relajarla.
Conscientes de este riesgo, el Aula nos ayuda a no bajar la guardia en estas fechas, y no solo durante su celebración, -normalmente en la primera quincena de agosto- sino en las semanas previas de preparación, que nos mantienen alertas y nos hacen pensar en unas vacaciones ocupadas, que es también otra manera de descansar.
La duración del Aula es de una semana, aprovechando los fines de semana de inicio y fin para desplazarnos desde nuestros lugares de origen; en los últimos años, se ha consolidado como lugar del encuentro el albergue que los Cruzados de Santamaría tienen en Santiago de Aravalle, provincia de Ávila.
Durante estos días nos acompañan los Cruzados de Santa María, consagrados que nos acompañan en la actividad y que nos acercan el carisma de su fundador, el Padre Tomás Morales. Es cita suya: «En la familia principalmente el laico cumple su misión ministerial. Los padres son los primeros educadores en la fe de sus hijos. Nadie puede reemplazarlos. También son los inspiradores natos de la santidad en ellos. Les conducen y alientan para alcanzarla.»
Las mañanas se dedican a formación, incluyendo charlas, ponencias, círculos, proyecciones, etc., que cada año van variando según las necesidades que queramos cubrir y las posibilidades de los ponentes: sacerdotes, consagrados o laicos que pueden aportarnos a nuestra realidad familiar desde distintos puntos de vista.
Por la tarde, el tiempo es menos reglado y dejamos a las familias que organicen la convivencia ya sea haciendo excursiones con otras familias, charlando tranquilamente, jugando con los niños, en fin, dejando el tiempo en manos del Señor, que se apareció a los de Emaus al atardecer cuando emprendían el camino de vuelta.
Con el paso de los años, las aulas acogen a familias donde las edades de los niños abarcan desde bebés a alevines, contando también con la presencia de jóvenes, de esta manera se abre un abanico de posibilidades de relación interpersonal.