Tahanang Puso «Santa Clara» Rubén López Magaz
Navotas — Manila (Filipinas) 29/01/2009
Carta no. 1
«No hay nadie más cerca de un hombre herido que otro
hombre herido, porque no hay nadie más cerca que Dios, que se hizo hombre para unirse a todas las heridas del hombre».
P. Thierry de Roucy
Querida familia y amigos. Queridos padrinos.
Hace ya cerca de dos meses que dejé mis queridas tierras de Navarra y de Vizcaya para poner rumbo a Filipinas. A pesar del no muy largo tiempo que llevo aquí, han sido realmente muchas las vivencias que se han hecho presentes en mí. Quisiera reflejar de la manera más certera posible toda la experiencia durante este tiempo, y que mis palabras no sean un obstáculo de la realidad que pretendo mostrar.
Navotas — Metro Manila — Filipinas
Nuestra casa está situada en la ciudad de Navotas, concretamente en la zona de Dagat-Dagatan, en un lugar que coloquialmente lo denominamos ‘Looban’, que es como una pequeña plaza que compartimos con varios vecinos y amigos.
Navotas forma parte del conglomerado poblacional de Manila y sus alrededores, comúnmente conocido como Metro Manila. Todo Manila se caracteriza por una gran contaminación y mucho ruido en todo momento. El idioma común de nuestra zona es el tagalog, propio de Filipinas, aunque la mayoría de la gente habla y/o entiende el inglés.
Nuestras condiciones de vida son muy simples. En el piso bajo de la casa, nada más acceder a ella, tenemos una pequeña entrada en donde rezamos y jugamos con los niños, la cocina, la habitación de las chicas de la comunidad, el comedor, el servicio, el lugar donde nos ‘duchamos’ (para asearnos tenemos que rellenar cubos de agua y después echárnoslos por encima con un cazo), y finalmente un lugar para lavar y tender la ropa (como os imagináis, lavamos a mano). La parte de arriba de la casa tiene las habitaciones de los chicos, la capilla y una pequeña biblioteca surtida de varios libros. Realmente es una casa muy humilde, aunque comparándola con otras muchas de las que vemos, podemos sentirnos afortunados.
Comunidad ‘Tahanang Puso’
Nuestra comunidad es conocida por la gente como ‘Tahanang Puso’, que significa ‘Puntos Corazón’ en tagalog. Aunque el idioma que tenemos como « oficial » en la comunidad es el inglés. La formamos 5 jóvenes provenientes de distintos lugares y con distintos tiempos de misión: Marianne, Francia, lleva en Filipinas 15 meses y termina su misión en junio; Claire, Francia, llegó en noviembre para una misión de 2 años; Gregoire, Bélgica, y Leeanne, Australia, los dos para una misión de 14 meses.
Nuestro día a día consiste en una vida muy simple vida de oración, que da sentido a nuestros días; lógicamente aprendemos el idioma del lugar, el tagalog, o en mi caso, el idioma del lugar y el segundo por añadidura, así que tagalog e inglés; hacemos las tareas que nuestra casa necesita: cada día uno de nosotros es el encargado de cocinar para el resto, pero nunca le falta la ayuda de algunos de los niños del barrio, que están deseándolo siempre.
En todo momento nuestra puerta está llena de sonidos infantiles: gritos, risas, solicitudes para que les curemos alguna herida… Siempre, pues, tenemos la compañía maravillosa de los niños.
Respondemos a sus solicitudes bajo la llamada de Kuya (para los chicos) o de Ate (para las chicas). Es un término con el que se llama a toda persona mayor que uno mismo. Viene a significar algo así como hermano o hermana mayor, y es un signo de respeto y educación.
«Bienvenida» y Apostolados
Las tardes las dedicamos a recibir a los niños del barrio en nuestra casa, abrimos nuestras puertas para todo el que quiera rezar el Rosario con nosotros y después jugar durante un largo tiempo. Mientras tanto, otras personas de la comunidad van a distintos lugares a hablar con la gente, a compartir sus necesidades, a celebrar un cumpleaños, a jugar con los niños que no están en nuestro barrio… Las distintas zonas próximas que visitamos son debajo de uno de los puentes que hay cerca de nuestra casa, el puerto de pescado (en el que vive muchísima gente), las calles colindantes de donde vivimos…
Además de esto visitamos otros lugares lejos de nuestra cercanía, como el centro de niños discapacitados que llevan en la zona de Tayuman las Misioneras de la Caridad, la obra de Madre Teresa de Calcuta; ocasionalmente, la cárcel de Navotas; y una vez al mes, la cárcel para presos con cadena perpetua en la zona de Montelupa.
Montelupa. cárcel de Navotas. debajo del puente y Tayuman.
–¡Necesito comprender!
Creo que toda persona, cuando busca la Verdad en su totalidad, se topa con la siguiente pregunta: “¿Qué es el amor?” ¿Por qué nos lo preguntamos? Porque intentamos comprender, intentamos responder a tantas preguntas que nacen de nuestro corazón. Buscamos respuestas al Amor en toda su profundidad, nuestro corazón « tiene sed ». Después de transcurrido un tiempo podemos descubrir que estamos maravillosamente «condenados» a amarnos, pues sin amor estamos solos, estamos perdidos; el amor da sentido. También podemos descubrir que irremediablemente estaremos solos y perdidos de igual manera, por lo que el sentido carece de significado, y el amor pasa a ser una idea abstracta, un sueño bonito, pero irreal e inalcanzable. ¿Es posible entonces un Amor salvífico y eterno, sólido y purificador, que responda a todo lo que mi corazón añora? Sucede entonces la confusión, la confrontación de lo que creo y lo que experimento; entonces surge un grito, humilde y pobre: ¡Necesito comprender!
Necesito comprender… ¿Comprender qué? Comprender qué es el Amor, para comprender qué es ser pobre; comprender qué es ser pobre, para comprender qué es el Amor. Y creo estar tan lejos, y a la vez tan cerca; y creo estar cerca, y a la vez tan lejos. Me siento herido, como el pobre; me siento pobre, como el herido.
Empiezo a observar personas concretas, quiero comprender desde la realidad.
Observo el rostro sereno de Edgar; sus manos hacen las creaciones artesanales más increíbles que se puedan imaginar; está condenado de por vida en la cárcel de Montelupa por un crimen que no cometió. Esta es una prisión con capacidad para 4.000 presos, pero que actualmente la habitan 12.000.
Observo la sonrisa amigable de Julius; cumple condena en la cárcel inhabitable de Navotas; también es inocente. Entonces mi grito se vuelve más violento: ¡Necesito comprender!
Observo las alegres miradas de Ronalyn y Josa, dos niñas que viven debajo de uno de los puentes de Navotas, junto con sus familias. Por supuesto, muy numerosas. Sus respectivas sonrisas, son más sinceras que la mía; sus miradas, mucho más transparentes y limpias que la mía. Retorna mi grito: ¡Necesito comprender!
Observo los niños discapacitados, algunos de ellos abandonados, atendidos con profunda atención y dedicación por las Misioneras de la Caridad; todos con «anomalías» (la primera gran anomalía es la dureza de mi corazón). Observo lo que para mi es un misterio: una dignidad humana tan grande en cada uno de ellos, en cada una de sus miradas, que sobrepasa toda razón. Vuelve mi grito, que se convierte en súplica: ¡Necesito comprender!
– Ama Namin
Desde que llegué a Filipinas, durante todo el tiempo que he estado aquí, una de las cosas que más me ha impresionado es la gran fe de toda la gente, cómo rezan y cómo viven la solemnidad en las celebraciones. En medio de toda celebración hay una oración que se hace canto en Filipinas, y es el precioso canto del Ama Namin (Padre Nuestro en tagalog). El sentido de la oración en sí misma, la unión de las manos de los que participan en la Eucaristía y la melodía que lo caracteriza, creo que son suficientes para que sea un momento intenso en toda celebración.
La oración cantada del Ama Namin creo que es también un grito, un grito esperanzado, el grito de súplica de un pueblo que sabe que Dios está con él. Un pueblo herido, que conoce profundamente la herida de su corazón. Es el pueblo que canta a Dios, también herido; más que herido, crucificado.
Dios hecho hombre muere crucificado para compartir profundamente la herida del hombre, para fundirse con él en su dolor y sufrimiento, para fundir los corazones heridos proclamando que todo hombre es pobre. Es Cristo crucificado que da respuesta; es Cristo herido que se hace presente en los corazones pobres y heridos; es Cristo maltratado que se hace presente, más que nunca y más que en el corazón de las personas que observo, en mi corazón pobre y herido.
– Mirada. Contemplacion. Amor.
A partir de este momento mi mirada tiene que dejar de observar para contemplar. Es entonces cuando la contemplación se transforma en Amor, porque va más allá de lo que veo.
Contemplo de nuevo a Edgar y a Julius en sus respectivas cárceles; contemplo de nuevo las deslumbrantes miradas de Renalyn y de Josa; contemplo de nuevo la belleza inquebrantable de los niños discapacitados. Y mi mirada quiero que cambie. Me siento uno con ellos, descubro la gran pobreza que me habita y la gran dignidad que ellos transmiten. Puede que nos separen muchas cosas, pero ante Dios no somos diferentes, porque es Él el que nos une e iguala, es Él el que nos da esperanza de Resurrección, es Él el que se hace presente, es Él el que como Padre nos hace hermanos entre nosotros, porque nos da la categoría de Hijos.
Aun así, siento que sigo necesitando comprender, que mi limitada razón no puede entender absolutamente todo…
Creo que al menos mi vida consiste precisamente en eso, en intentar comprender día a día qué significa Amar (en toda su profundidad). Un largo camino que no se acabará hasta encontrarnos un día cara a cara con Aquél que es el Amor.
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Gracias de todo corazón, por vuestra ayuda tan generosa y desinteresada. Siempre estaré en deuda con todos vosotros, con cada uno.
Un abrazo muy fuerte.
Rubén.