«Llenos de emoción contemplamos hoy a la Virgen Pura e Inmaculada. Una sonrisa de amor con reflejos de cielo y claridades de aurora, flota por encima de un mundo materializado. Su belleza nos deslumbra, su gracia nos cautiva. El misterio de la pureza y de la fecundidad abisman al contemplarla… Sí, eres templo santo todo brillante construido por Dios, no con oro, sino con la luz del Espíritu Santo (S. Juan Damasceno)» (Venerable P. Tomás Morales).