Carta del Director de la Milicia de Santa María a los militantes con motivo de la JMJ
Querido amigo:
Apenas falta unos días para que vivamos la Jornada Mundial de la Juventud y quería, por ello, escribirte unas líneas para que puedas aprovechar esta experiencia única.
Van a ser, sin duda, días muy intensos de actividades y emociones. Pero conviene no perder el horizonte para vivir en profundidad estas jornadas. Así es. Lo primero y principal es saber que va a ser un tiempo de gracia, un tiempo de Dios. Que no montamos estos ‘líos’ en la Iglesia por que se nos vea, o por batir ningún record mundial, sino por darle una oportunidad a los jóvenes de encontrarse con Dios. Es verdad que Dios no necesita de grandes acontecimientos para intervenir en nuestra historia personal, pero a nadie se nos escapa que también hay ocasiones en las que su presencia se hace más tangible. Y la JMJ será sin duda una ocasión para ello.
Por ello te invito ante todo a estar a la escucha, a dejarte interpelar, a ponerte a tiro. Porque Dios puede llenar una vida en un segundo, puede cambiar un corazón en un instante, puede y quiere entrar en ti para hacerte plenamente feliz, más de lo que nunca te hubieses imaginado. Sólo necesita que tú le dejes.
Yo le pido esto al Señor para cada uno de nosotros y para todos juntos como grupo. Y para todos los jóvenes del mundo. Es verdad, vivimos tiempos nuevos, con una extraña mezcla de individualismo y necesidad de vínculos, con miedo al compromiso y un cierto escepticismo que nos hace, en la práctica, no creer en nada. Nos da miedo ilusionarnos, nos da miedo la entrega, nos da miedo, en definitiva, el amor.
Y a la vez, de una y mil formas, sabemos que necesitamos creer, queremos vínculos reales de amistad y de una amor que dure para siempre, intuimos, aun entre sombras que no nos vale con lo que tenemos. Buscamos algo más.
¿Por qué no arriesgarte y dejarle a Dios que te hable? ¿Por qué no romper con las medianías y mediocridades, cruzar la línea y entregar la vida entera a algo – a Alguien- que merezca la pena? ¿Por qué no?
Nosotros viviremos este tiempo de Dios de una forma muy especial: desde el servicio y la entrega. Como voluntarios nos olvidaremos de nosotros mismos y nuestras apetencias. Ayudando en la fiesta del perdón, en un punto de información, en el servicio del orden en Cuatro Vientos… Estaremos dispuestos a perdernos acontecimientos, trabajando sin quejarnos, supeditados al bien de los demás, viviendo así la JMJ desde su corazón. Como la viviría María al ayudar a su prima Isabel en la montaña. ¡Ella fue la primera voluntaria y modelo de todos nosotros!
Este servicio implica madurez, saber cumplir con lo que se nos encomienda, entrega y cansancio, saber estar en los momentos públicos… Será una buena escuela para todos nosotros en esta maduración como personas que supone este momento de la vida. Una llamada a la responsabilidad, de manera muy especial, a todos los universitarios que, obviamente, seréis los que tenéis que tirar del carro.
Además, en tercer lugar, será una gran experiencia de Iglesia. Es tiempo para, en torno al Papa Benedicto XVI, unidos a cientos de miles de jóvenes cristianos de todo el mundo, renovar nuestro amor a la Iglesia. Y hacerlo teniendo nosotros mismos una experiencia fuerte de Iglesia desde nuestro pequeño grupo de la ‘Milicia de Santa María’. Porque vamos a trabajar juntos, disfrutar juntos, emocionarnos juntos. Vamos a rezar, cantar, gritar en comunidad. Seremos familia, aprenderemos así a ser, en lo concreto, Iglesia. Días para dar gracias a Dios por esta gracia de ser miembros de la Iglesia desde la Milicia de Santa María.
Y desde esa vivencia, días también para sentir una llamada al compromiso y a la misión. ¿Qué me dice Dios en mi vida, aquí y ahora? ¿Qué paso de entrega estoy llamado a hacer? ¿Cómo puedo ayudar a la misión de la Iglesia desde mi vida concreta?
Preguntas, ilusiones, mociones, que podremos compartir en los días finales de convivencia en Santiago de Aravalle del 21 al 23 de agosto, y de manera muy especial en los Ejercicios Espirituales con los que concluimos el verano. Los universitarios del 23 al 30 de agosto y los de Enseñanzas Medias del 7 al 11 de septiembre.
En este sentido déjame hacerte una llamada a que dejes un hueco en este verano para este encuentro directo con el Señor. Sí, es vital ese encuentro. Lo sabes por la experiencia de otros años, o lo puedes intuir por todo lo que vas a vivir en esto días. Concluir el verano y empezar el curso con la mirada puesta en Cristo, en esa escuela de intimidad y oración que son los Ejercicios, es una llamada fuerte de Dios, que no puedes dejar de oír.
Nada más, de momento. Que tengo muchas ganas de verte ya por Madrid, y que vayas preparando el corazón (además de la mochila) para todo lo que vamos a vivir.
Un abrazo en el corazón de la Madre.
Javier Segura Zariquiegui