Cuando la campanada estival tañe para vacaciones, los planes se disparan y la mayoría de ellos tiene que ver con los kilómetros de vuelo y el turismo más sofisticado. El de estos doce jóvenes está muy bien programado. Es la conclusión de lo que vienen haciendo a lo largo del año: colaborar con la misión de Perú. Han formado dos equipos, uno que ya está en ceja de selva, San Ramón, departamento de Junín, que tiene como obispo al croata Gerardo Zerdín, quien habla unas 10 leguas nativas, y el P. Alfonso Tapia, matemático burgalés, párroco de la provincia, rector del seminario y vicario de la diócesis. Apoyarán en arreglos materiales de la casa, seminario, catequesis y las visitas a las comunidades. El otro equipo estará en apoyo de la Milicia de Santa María de Arequipa, y tendrá un concierto musical en la UNSA (Universidad Nacional de San Agustín), un campamento formativo de jóvenes, visitas misioneras en el Colca, misión apostólica en el santuario mariano de Copacabana.
A mí me tocó recibirlos en el aeropuerto de Lima, guiarles por la inabarcable y sorprendente Lima, les llevé a mi programa EL PUENTE para que compartiesen su ilusión por convertir su profesión en una misión, las actividades formativas y recreativas como entrenamiento, recaudar fondos, difundir el programa. Lo hicieron con alegría, con pasión, con la palabra, la música, con vida.
Nos están demostrando que lo que les importa no es el dinero ni la comodidad, el yo, sino el darse, el proyectarse, servir en gratuidad mediante un compromiso solidario. Quieren hacer lío como les ha propuesto el Papa Francisco, llegar a las periferias que más lo necesitan, conscientes de que han sido elegidos por Dios para esta bella misión. Sin orgullos ni complejos, desde una sensata y humilde realidad, de saberse instrumentos de Cristo, en cálida vida de familia y profunda amistad, ya lo hicieron en España, entre sus compañeros y familiares, y ahora lo están haciendo en el Perú. Gracias, amigos, por provocar estos encuentros. Donde Dios nos planta –decía Teresa de Calcuta- hay que florecer. Gracias por venir a esta tierra milenaria, síntesis viviente de cientos de culturas, especialmente la inca y la española, hoy tan múltiple y global, pero con su identidad humanista y cristiana.
¡Yo soy RUMBO AL PERÚ!